23 abril 2011

COMO CONVERTIRSE EN UN BUEN ARBITRO

Por Oscar Uribe L

FIBA, Instructor Nacional.

Apreciados colegas, este articulo cuyo titulo todos quisiéramos poner en practica, es una invitación a la reflexión sobre el papel del Arbitro y su entorno, pues para ser exitoso en la vida no solo se requieren conocimientos sino ser integralmente una persona con ACTITUDES y APTITUDES que lo hacen diferente y a su vez le hacen ganar los espacios para ser reconocido por los de más.

Sobre el artículo de FRED el cual trate de darle la mejor interpretación posible a nuestro lenguaje, agrego un concejo mas que puede sonar atrevido pero que es una realidad: ocasiones

EN LA VIDA NO SOLO SE DEBE SER, SINO, EN OCASIONES, SE DEBE APARENTAR SER

Esto lo que significa en términos objetivos, es que el arbitro a pesar de que por dentro sienta el deseo de dar una respuesta atrevida y defenderse de los insultos y atropellos a que se somete, debe mantener la calma, y dejar que esa energía que lo quema y lo ensordece, se evacue libremente por los poros y seguir enfrente de la situación sin que se note que tiene un poco de sentimientos encontrados de ansiedad, susto y tal vez rabia.

Espero que este artículo les permita ser mejores cada día, pues así como se dice “Que no solo de pan vive el hombre”, “No solo de reglas se forman los árbitros”.

“Dirigir un partido de baloncesto, puede tener sus momentos de irónico humor. Un ejemplo particular que viene a mi mente sucedió hace unos años cuando un colega y yo fuimos designados a un juego de semifinal entre dos importantes equipos en la liga local. Extrañamente los seguidores estaban raros esa noche. Al final del juego, mi colega sanciono una falta de carga contra le equipo de casa y su entrenador rápidamente solicito un TC. Por los siguientes minutos, cada fanático en el coliseo podría pensar en el no grato placer de tener a mi colega ahorcado del soporte más cercano.

El coliseo tembló. Después de unos 20 segundos de increíble maltrato y rechifla, mi colega camino lentamente a través de la cancha hacia donde yo estaba cerca de la mesa de control y con una sonrisa en su cara me pregunto:

Fred, ¿es esto propiamente de lo que se trata el baloncesto?

Desde ese momento, en incontables clínicas y situaciones de juego como arbitro y mas tarde como instructor, el lado irónico de la pregunta se ha aclarado. Con demasiada frecuencia, un arbitro camina sobre la cancha sin tener una idea de lo “que realmente se trata todos esto” y en el proceso se dice una mentira a si mismo y disfraza el juego sin mencionar que se le hace muy difícil al otro arbitro quien tiene que seguirlo.

Tal vez es tiempo de responder la pregunta, para intentar poner en palabras simples “De que se trata todo esto”.

¿Es el conocimiento de las reglas y la apropiada mecánica de juego de un lado, lo que hace a un árbitro tener éxito?

¿Que conjunto de cualidades personales deberán tener esos quienes están por un corto tiempo y después no se verán nuevamente?

Pensando en esto, presento 10 características para un árbitro exitoso en baloncesto y en cualquier otro deporte.

1 El buen árbitro es cuidadoso de su apariencia. El objetivo es estar limpio y bien presentado, sin intentar ser una estrella. El uniforme normalmente lo da la organización, pero la apariencia es responsabilidad personal por lo cual la persona se sienta orgullosa.

2 El buen árbitro es puntual. Conciente de que los entrenadores y jugadores tienen suficiente con sus pensamientos sin tener que preocuparse de cuando llegaran los árbitros al partido. Mas importante aun es el hecho de que una llegada puntual permite observar el pre-juego y ciertamente el primer momento del juego mismo. Puntualidad no significa tiempo para distracción.

3 El buen árbitro no arbitra solo. No hay dos sino tres equipos en cada juego y uno de esos es el de los árbitros. La charla pre-juego es una prioridad y también deben ser concientes del resto del equipo, la mesa de control.

El buen árbitro debe tener en cuenta que los oficiales de mesa no se puede proteger así mismos de los abusos verbales y deben apoyarlos cuando sea necesario y al final del juego también comentarles una amigable critica constructiva en privado con el propósito de mejorar el rendimiento en el futuro.


4. Durante el juego, el buen árbitro nunca se involucra en conversaciones prolongadas con entrenadores y jugadores. Tales debates podrían terminar causando más problemas de los que se podrían evitar. Cuando sea necesario dirigirse a alguien, la conversación deber ser cortes, clara y breve.

En otro sentido, las conversaciones con el apuntador y cronometrista, deben ser más detalladas y nunca rehusadas. Los oficiales de mesa son parte del equipo y deben los árbitros proporcionarles cualquier ayuda que sea necesaria.

5 Los buenos árbitros tratan de no ser el centro de atención.

Los buenos árbitros saben que deben pasar inadvertidos en lo posible. Señales exageradas, levantar la voz, expresiones faciales o lenguaje del cuerpo que puedan incomodar a los jugadores, entrenadores y seguidores, deben ser evitados. En lugar de esto, la voz debe ser clara, seria y precisa; el pitazo debe ser agudo corto y preciso. Tener el juego detenido la más breve como sea posible, las faltas antideportivas por lo general suceden con la pelota quieta. Cuando un jugador veterano es herido en su orgullo o cuando un jugador piensa que el árbitro se ha equivocado, lo mejor es reiniciar el juego lo más rápido posible.

6 El buen árbitro sabe que cada decisión interrumpirá el juego y no deberá haber duda en esto, pues habrá al menos cinco más que no dudaran.

No todas las decisiones requieren del sonido del silbato. Muchas veces los árbitros juzgaran que una infracción sucedida no ocurrió a pesar de que los entrenadores, jugadores o seguidores piensen otra cosa, en esta situación el no pitar es realmente una forma de comunicación. No se requiere justificar cada decisión; sacudir la cabeza y un uso inapropiado de señales es muy poco deportivo.

7 El buen árbitro no es esclavo de las reglas.

Los árbitros deben ser realistas de que cada regla refleja una filosofía consistente en cómo el juego debe ser jugado; frases como, “Mantener el ritmo”, “flujo del juego”, “Administrar el juego”, son demasiado importantes saberlas entender y definir.

8 El buen árbitro demuestra profesionalismo.

Una detención de tiempo no es para hacer lanzamientos al cesto. Puede darse si es necesario alguna conversación con el colega, pero lo fundamental es ubicarse en lugar apropiado según lo señala la mecánica y preparado mentalmente para reanudar el juego.

9 El buen árbitro es cortes, y controlado, maneja su temperamento y no pierde la paciencia con los jugadores, entrenadores o seguidores.

Su autocontrol no se debe confundir con arrogancia. El buen árbitro sabe quien es culpable y es conciente cuando la autoridad es desafiada sin necesidad de recurrir a las reglas y engañarse así mismo. El buen árbitro siempre usa las dos más importantes palabras del vocabulario del árbitro: “Por favor” y “Gracias” cuando alguien le hace el favor de retornarle el balón o prevenir un retraso del juego, nadie se equivoca con una respuesta cortes.

10 Finalmente, el buen árbitro reconoce que no es infalible.

Los errores se cometen y cuando tales errores suceden deben ser aceptados y no sentirse incomodo al aceptarlos. Cuando el error es corregible se corregí, cuando no, el juego debe continuar. El objetivo es simple, ser un árbitro capaz y el mejor de todos. El día donde haya un partido perfecto ese día es mejor retirarse. La tarea de los árbitros es con frecuencia desagradecida, es imposible tomar una decisión para que todo el mundo aplauda y olvide, permítase juzgar honestamente y ser guiado. Sea pulcro, cortes, seguro y profesional y serás exitoso.”

“Esto es todo lo que significa ser arbitro”

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